Recital con mamá

Ayer hicimos el loco. Mamá paso a buscarme a la oficina alrededor de las cinco y media. Se veía hermosa.
Nos fuimos a Viña del Mar, pasamos a Lo Vasquez esta vez sin ninguna petición para la Virgen, sólo la invitamos acompañarnos.
“Hoy para mi es un día especial, hoy saldré por la noche”, tarareaba mi sonriente progenitora, mientras nos poníamos al día de todas esas cosas que la rapidez de la vida nos deja sin contarnos.
Una vez en la ciudad Jardín, la picada de una fuente de soda, discordante con lo producida de nuestras vestimentas, fue el preámbulo para nuestra triunfal entrada a la platea alta del Municipal.

Un piano, tres sillas, un guapísimo pianista y Raphael...

Casi tres horas de historias hiladas con melodías, años y años de éxitos que llevaban a mi mamá a otros tiempos, a otras historias, y ahí estábamos las dos, frente a frente “ar niño” y yo feliz de verla feliz, y yo agradecida de que ella sea mi madre, ella y no otra, con sus mañas, quejas, días malos y enojos varios, pero dueña del abrazo que cura todas las penas de estos días y alivia el miedo a los desafíos que se acercan.

Esta canción sencillamente me mato.

Con ustedes “Desde aquel día” (léase cantado)

Yo no he vuelto a encontrarlo jamás, desde aquel día.
De su vida no se que será, desde aquel día.

Es posible que tenga otro amor, una nueva ilusión,
o quizás llorará, o quizás llorara,
o quizás llorara, desde aquel día.

Sus palabras de amor donde irán?, desde aquel día.
Y de noche con quien soñara?, desde aquel día.

Es posible que este como yo,
recordando mi amor sin poderme olvidar,
sin poderme olvidar, sin poderme olvidar,
Desde aquel día...

Ninguno de los dos hacemos nada por volver
y no nos vemos, y no nos vemos desde aquel día.
Ninguno de los dos recordaremos el ayer
y nos queremos, y nos queremos desde aquel día...

Te extraño.