Que rabia!
Ya empezó a pasar… ese bendito defecto que tengo, esa mala costumbre de extrañar…
Luego de días esquivando los recuerdos con una voluntad a prueba de las mejores canciones y comentarios de películas romanticotas, anoche me sorprendí mirando con nostalgia las fotos que tengo en mi mp4.
Mi primera reacción fue eliminarlas, sacar de una vez por todas todo vínculo que me provoque retroceder en mi ruta del “ya no te amo” camino al “ya te olvide”.
Pero la verdad es que no pude… y juro que lo intente. Tome la carpeta e hice click en eliminar, pero a cambio de los aplausos estilo comercial de Coca Light que esperaba en la oscuridad de mi pieza por el gran paso que había dado, se abrió otra ventana que me pregunto si estaba segura de querer eliminarlos… ¿segura?... Pero a quien se le ocurre hacer estos programas que te psicoanalizan las decisiones pasionales que tomas en la intimidad de tu cama?
15-0. Primer punto para la nostalgia… no, no estaba segura, no quería borrarlas porque me transportan a tiempos mejores, en los que no sólo era la mujer que amaba sino que ante todo era su amiga, con quien se reía a carcajadas sin nunca preocuparse por la hora y el frío, sentados en una calle de La Florida… a quien no era necesario ocultar los miedos y a quien necesitaba para superar las derrotas.
Dicen que extrañar es comenzar a entender…
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