Llego con esa frialdad masculina característica que infiere un hiriente “no me preocupas”, tomando distancia en todos los comentarios y encontrando guapa a todas mis compañeras de trabajo.
Rápidamente me entrego algunas cosas olvidadas en su casa, dos discos de fotos y se limito a responder mis preguntas. Frente a la falta de iniciativa de formar un diálogo sobre el clima y lo mucho que ha subido la bencina, el silencio se acomodo entre mi escritorio y su asiento.
¿Qué se hace?
¿Qué se dice?
¿Qué se dice?
Tomar el papel de amnesia colectiva, incluso parecer tonta y por nada preguntar que planes existen para el fin de semana que se acerca…
Qué complejo es terminar una relación… más aún cuando esta no ha sido por una infidelidad o una discusión con daños colaterales que transforma el amor en odio en cosa de segundos.
Lo difícil es sacar de tus accesos directos a quien era parte importante de tus días, asumir que no debes llamarlo cuando te pasa algo, que no debes hacer planes en común los fines de semana, que debes dejar de preocuparte por sus asuntos y que los códigos y normas establecidas en plural perdieron validez automática.
Mi pregunta es: por qué a mi me cuesta tanto dar vuelta la página y para él es tan fácil…
Debería existir una guía práctica, un manual de cortapalos, un decálogo de buenas costumbres, por último un torpedo que enseñe como actuar mientras el corazón se acostumbra… que sabio es Pedro Mesone y el folclor nacional: “Dos corazones debiera tener, como las manos, los ojos, los pies, si uno se enferma de pena de amor, el otro… el otro que esta sanito se va buscando otro amor”.
Viva Chile mierda!!!
Qué complejo es terminar una relación… más aún cuando esta no ha sido por una infidelidad o una discusión con daños colaterales que transforma el amor en odio en cosa de segundos.
Lo difícil es sacar de tus accesos directos a quien era parte importante de tus días, asumir que no debes llamarlo cuando te pasa algo, que no debes hacer planes en común los fines de semana, que debes dejar de preocuparte por sus asuntos y que los códigos y normas establecidas en plural perdieron validez automática.
Mi pregunta es: por qué a mi me cuesta tanto dar vuelta la página y para él es tan fácil…
Debería existir una guía práctica, un manual de cortapalos, un decálogo de buenas costumbres, por último un torpedo que enseñe como actuar mientras el corazón se acostumbra… que sabio es Pedro Mesone y el folclor nacional: “Dos corazones debiera tener, como las manos, los ojos, los pies, si uno se enferma de pena de amor, el otro… el otro que esta sanito se va buscando otro amor”.
Viva Chile mierda!!!
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